El regreso a la presencialidad de lo/as alumnos/as de la Primara y lo/as docentes.

Por Andrea Mela y Marta Botiuk*
Y en septiembre no sólo llegaría la primavera sino también la vuelta completa a la presencialidad, con mucha incertidumbres y mezcla de miedo y alivio, las aulas se llenaban del bullicio del “Bien preciado para la humanidad”: la Niñez.
Con sus caritas semicubiertas con telas de colores estampadas de sus personajes favoritos y botellitas de alcohol que humedecen sus manitos una y otra vez. Desafiando los protocolos al querer un abrazo con el mejor amigo/a o tomarse de la mano y correr juntos por el patio, compartir las galletitas, prestarse los juguetes etc. etc.
Por otro lado, están las señoritas atentas tratando de separarlos; ‘mantengan la distancia’ repiten una y otra vez, pero no pueden negarse al abrazo cálido y tierno acompañado de un “Seño te extrañé”.
Ni las garganta secas, ni las máscaras empañadas pueden contra la ilusión de volver a estar como antes, libres, con el aire directo, sin temor al contagio.

Pensemos que nada fue en vano; la Pandemia nos ha enseñado mucho; entre otras cosas, que nosotros necesitamos de la escuela y ella nos necesita a nosotros para ser lo que es; hoy estamos más juntos que antes sabiendo que nada puede reemplazar la presencialidad.
Una nueva escuela está naciendo, solo el tiempo dirá si es mejor o no. De lo que si estamos seguros, es de que en ella todos estamos aprendiendo.
* Equipo directivo Nivel Primario.