Psicología

Los abuelos y la pandemia

COMO AFECTA EL AISLAMIENTO SOCIAL PREVENTINO Y OBLIGATORIO A LOS ABUELOS Y ABUELAS. EL DISTANCIAMIENTO CON SUS NIETOS Y LA BRECHA TEGNOLOGICA.

Por Candela Gonzalez, Iara Sosa y Tiziana Rodríguez

El distanciamiento social que impone la pandemia por coronavirus impide que abuelos y nietos se puedan ver. ¿Cómo les afecta esto emocionalmente tanto a los adultos mayores como a los chicos (nietos)? El psicólogo y sexologo Mauricio Strugo, especialista en vínculos, nos habla de esta cuestión.»Cuando una persona mayor se jubila, lo que se suele recomendar es que lo mejor es no aislarse, estar en contacto, asistir a algún centro de jubilados, tener amistades y pasar el menor tiempo posible encerrados para que no se depriman».

Dentro de esa nueva realidad también se incluye la familia como sostén importante de esa transición y los nietos, si quienes se jubilan tienen la fortuna de tenerlos, brindan la posibilidad de vitalizarlos mucho más que el mejor complejo vitaminico que puedan recomendar desde la medicina.

Además de mantenerlos activos con la energía particular de los niños, también les dan una «posibilidad de reparar heridas de sus relaciones con sus hijos a través del amor a sus nietos, como si fuera una segunda oportunidad de conectarse con el amor con mucha más experiencia y madurez que en el allá y entonces, cuando ellos fueron padres». ¿Quién al hablar de los abuelos no se emociona? ¿Quién no conserva en sus recuerdos anécdotas de abuelos en donde nos refugiábamos de nuestros padres cuando hacíamos macanas? 

Lo que se perdió con la pandemia

Hoy en día los abuelos se encuentran con una realidad que se nos impuso de golpe a todos, una “experiencia nueva” para todos que vino a interrumpir rutinas establecidas; y mucho se habla de la escuela, de los trabajos, pero poco y nada sobre la pérdida que estos momentos producen en nuestros abuelos, quienes en este contexto no pueden acceder a esos espacios de retroalimentación positiva con sus nietos.

Mauricio Strugo nos menciona que «sin salud física no hay posibilidad de ocuparse de lo psíquico, pero a la vez es inevitable tener en cuenta que el estar deprimidos y angustiados por el encierro y la posibilidad de ver a los nietos (como una de las actividades que siempre refieren los abuelos que les hace bien) no genere personas con sistema inmunológicos también deprimidos, mucho más predispuestos a la entradas de virus y bacterias, de las que se supone, los estamos cuidando mediante el aislamiento social». 

Muchas personas mayores, por la vida misma, han perdido a sus compañeros de vida; otros todavía tienen la suerte de estar unidos; algunos iban a buscar a los niños a sus escuelas; otros tenían días y unos cuantos cuidaban a sus nietos compartiendo todo el día, mientras sus hijos, nueras y yernos salían a trabajar. Ahora están allí en sus hogares, encerrados y sin entender, porque nadie se hizo tiempo de explicarles cómo hacer para comunicarse utilizando pantallas, ni siquiera eso, que no es lo mismo que la presencia, pero al menos es algo. Por suerte algunos hijos se toman el tiempo para llamarlos o ir a sus casa y poder compartir un poco de tiempo junto a ellos.

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