Debates

Las palabras que crean nuestras realidades

DEBATE / LENGUAJE INCLUSIVO

“No hay tradición cultural
que no justifique el monopolio
masculino de las armas
y de la palabra…”.
Eduardo Galeano.

Por Micaela Montivero

El español considera gramaticalmente como neutral el género Masculino, ya que “los hombres” incluye a hombres y mujeres, pero sin embargo “las mujeres” excluye a los hombres. Puede parecer insignificante la lucha por el reconocimiento del lenguaje inclusivo, como también la significación que se le da por parte de un grupo de personas, pero el trasfondo de la importancia de nuestra lengua puede tornarse visible si consideramos que las palabras crean nuestras realidades, y en este caso un mundo que expresa su concepción del hombre centrada en lo masculino.
El lenguaje nos permite trasmitir pensamientos y sentimientos, comunicar, representar y relacionarnos, como también definir el mundo que nos rodea. Debemos considerar que nos permite ser e identificarnos. Se lo considera, además, una construcción social, en constante transformación y adaptándose a las necesidades de la gente. Está sujeto a los cambios históricos, sociales y culturales.
Lo que escribimos y decimos refleja muchos de nuestros aspectos como sociedad, por eso mediante la exclusión a través del lenguaje se hace presente la desigualdad hacia un sector de una manera tácita. Mercedes Bengoechea, sociolingüista española, afirma que la “lengua evoluciona porque necesita nuevas formas de decir, y nuevas formas de contar el mundo que nos rodea”.
Con la cita de Galeano que precede esta opinión, podemos dar cuenta de que en el uso cotidiano de la lengua y en la literatura universal se usa un lenguaje a favor de lo masculino. A partir de esto podemos destacar dos ejes principales. El primero es que a lo largo de la historia las mujeres han sido completamente invisibilizadas. El segundo, ridiculiza el intento de recuperar la mención de las mujeres en el lenguaje calificándolo como absurdo e innecesario. Hablando de la primera idea es fácil verla diariamente, en cuanto a la literatura o las referencias del papel de las mujeres a lo largo de la historia, es muy poco lo que conocemos. Que ellas estuvieran excluidas del conocimiento y del traspaso de saberes desencadenó entre otras cuestiones que no fueran nombradas, porque no se las creía necesarias, por esto siempre fue únicamente necesario pensar y escribir en masculino.
Por otra parte, para discutir sobre la segunda se dice que queda implícita la inclusión del hombre y la mujer en la actualidad. Según la Real Academia Española es conocimiento general el genérico masculino, por lo tanto no genera ningún conflicto. La RAE afirma que deben evitarse las repeticiones que pueden ocasionar dificultades sintácticas y de concordancia, que es incorrecto emplear el femenino para nombrar conjuntamente a ambos sexos, sin importar la cantidad de individuos de cada sexo que formen parte del grupo nombrado. La pregunta es, ¿queda realmente implícito? Continuar usando el masculino como genérico es resultado de estar a favor de ello, contemplando que no es solamente el modo que tenemos de hablar o escribir sino que es un conjunto de muchos factores. Hagamos un ejercicio de imaginación breve. Pensemos en un grupo de genios: imaginémoslos a todos en una habitación, leyendo, escribiendo, algunos garabateando, otros haciendo cuentas en un pizarrón, etc. Concentrémonos unos segundos en esa imagen. Ahora imaginemos un grupo de futbolistas, pensémoslos a todos entrenando para su próximo partido, están siguiendo las órdenes de sus entrenadores. Por último, creemos una situación donde este un grupo de científicos están queriendo resolver un complicado problema.
Si el uso del genérico masculino es inclusivo, como postula la RAE, y términos como “genios”, “todos”, “futbolistas”, “entrenadores” y “científicos” son completamente neutrales con respecto al género siempre que se usan, entonces en el pequeño ejercicio anterior seguramente el lector habrá imaginado grupos donde no sólo había hombres.
Oponerse al lenguaje inclusivo poniendo como justificación razones lingüísticas difícilmente entendibles, es expresar una fuerte oposición a combatir la desigualdad desde el idioma, desde la RAE se nos está dificultando la reflexión sobre nuestro lengua. Estar en desacuerdo con el lenguaje inclusivo planteando, que no respeta las reglas gramaticales, es favorecer a la oposición en el debate que niega tal fenómeno. La supuesta neutralidad desde esta organización tiene una fuerte carga ideológica de conservación y se hace desde una posición privilegiada.
El lenguaje inclusivo no se trata sólo de una apuesta hacia la gramática. Es ingenuo pensar que por usar “los/las” o simplificarlo con les se está eliminando el lenguaje-pensamiento sexista. Se trata de ir más allá del lenguaje, de repensar nuestra manera de comunicarnos para generar cambios en la realidad, donde uno de los factores que influye en la desigualdad son nuestras propias palabras. Debemos luchar por un lenguaje que incluya hombres y que a su vez no excluya mujeres, porque el pensamiento que nos omite se transforma en una realidad que nos olvida, nos minimiza y nos suprime.

 

  • Ilustraciones de Cecilia Lenci, Belén Esteves, Abril Gazzano y Agustín Farfán.

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