«Corso» y «El Soñador»

Por Mel Grumblat, Melina Pucheta, Ana Boimoreau, Lucía Alvarez
Recorrer el género policial es trazar un camino inaugural en la escritura de Rodolfo Walsh. En el relato policial, la narración gira en torno a un delito y a la búsqueda de sus responsables. En estos cuentos, genéricamente, suele haber uno o más crímenes, investigados por un personaje que aspira a esclarecer los hechos y a encontrar al culpable para que se haga justicia.
En el policial clásico, un detective astuto y prudente es el encargado de resolver el misterio del crimen, el que suele parecer imposible de resolver en un primer momento. La investigación policial que lleva a cabo el protagonista se apoya en el pensamiento racional, de manera que las incógnitas se van resolviendo una a una a medida que las piezas encajan.
Por otro lado, se encuentran los cuentos policiales negros, los que a diferencia de los clásicos, van más allá de la resolución del crimen y sus personajes son más complejos, sin tanta distinción entre villanos y héroes. En cualquier caso, los elementos o rasgos fundamentales de este tipo de historias son el crimen, el misterio y la persecución.
En las obras policiales escritas por Rodolfo Walsh podemos encontrar una mezcla de estos dos tipos de cuentos, tanto los policiales clásicos como los negros. En ellos podemos ver un detective o una persona encargada de resolver el misterio, también suele profundizar más sobre cada personaje y no siempre se los distingue entre villanos o héroes.
En esta ocasión, les presentamos dos cuentos policiales escritos por Walsh: “Corso” y “El soñador”.
“Corso” es un cuento en el que Rodolfo Walsh nos introduce en la intimidad del asesino en serie El Ángel, desde la perspectiva de un amigo íntimo en el momento de un carnaval, y muestra el nivel de agresividad del criminal, mientras que lo sitúa en un contexto amistoso. En esta pieza, Walsh nos presenta un cuento policial clásico, pero mientras va avanzando el relato, va entremezclando características del negro.
En las obras policiales escritas por Rodolfo Walsh podemos encontrar una mezcla de estos dos tipos de cuentos, tanto los policiales clásicos como los negros.
Por otro lado, en “El Soñador”, Walsh nos relata la historia desde el punto de vista del criminal, un hombre que tras matar a su ex esposa, intenta asesinar a su actual esposa. Nuevamente vemos cómo el cuento rompe con la estructura clásica del género policial ya que se nos relata la percepción alterada de la realidad que tiene el femicida. El modo en que se narra desde la romantización, un vínculo tóxico en donde existe un desequilibrio de poder haciéndolo pasar como una relación de amor y cuidado, sin embargo es evidente que el autor da por sentado que el lector tendrá un punto de vista crítico a la hora de interpretar el mensaje del cuento.
El policial es un género cultivado por la pluma de Walsh y sus resonancias se rastrean a lo largo de toda su obra.
“Esa mujer”

Por Manuela Martín, Milagros Pagliaricci, Guadalupe Toledo, Alex Goicoechea, Gerónimo Naef
El cuento «Esa mujer» escrito por el periodista y escritor argentino Rodolfo Walsh, fue publicado en 1965 e incluido en el libro Los oficios terrestres. Narra la historia de un periodista en busca de un cadáver, que se comunica con un coronel que formó parte de los servicios de inteligencia del Estado. El objetivo principal de dicho encuentro es poder indagar y buscar pistas sobre el paradero del cadáver de una mujer, pero no de cualquier mujer, sino de una figura fundamental en la historia política de la Argentina.
La pieza narrativa «Esa mujer» es considerada un cruce entre el género policial y el relato periodístico, es decir, el género no ficción asoma nuevamente en el estilo elegido por Walsh. A partir de un diálogo breve y desnudo, Rodolfo Walsh impone un delgado límite entre la ficción y la realidad, desde dos variables, la literatura y la escritura, la lucha política y el compromiso periodístico.
El cuento se desarrolla en la intersección de técnicas periodísticas y literarias. El diálogo entre los protagonistas está situado en Buenos Aires, en un edificio con vista al río. A medida que se desencadena el diálogo, se logra interpretar el contexto y los personajes históricos. En este caso, el cuerpo ausente es el cadáver de Eva Perón. A pesar de que nunca se la nombra, esa omisión cumple una función. Según Amar Sánchez (1992), la extrema elipsis de un nombre, que se calla, que se omite, que no se dice, a lo largo del cuento, se carga con la potencia de toda palabra tabú, se hace insoportablemente evidente.
En este caso, el cuerpo ausente es el cadáver de Eva Perón. A pesar de que nunca se la nombra, esa omisión cumple una función.
Rodolfo Walsh en el cruce entre literatura, periodismo y política, desarrolla un extenso trabajo a partir del cual se despliega su obra: Operación Masacre (1957), ¿Quién mató a Rosendo? (1969), El caso Satanowsky (1973). Entonces, ¿se trata de una pieza de literatura testimonial sobre un suceso en la historia o la ficcionalización de un hecho histórico en el que el autor distingue su potencialidad literaria?
Operación masacre

Por Facundo Camaño, Fiorella Rhan, Camila Godoy, Fidel Arzulay, Facundo Gómez y Pablo González
La edición leída de Operación Masacre (2000), de Rodolfo Walsh, compila en 130 páginas la non-fiction “Operación Masacre” y “Carta de un Escritor a la Junta Militar”, entre otros apéndices, además del reconocido prólogo titulado “Rodolfo Walsh: Tabú y Mito” de Osvaldo Bayer.
Operación Masacre relata lo sucedido en José León Suárez, la noche del 9 de junio de l956, en el momento en que se fusila ilegalmente a catorce hombres, de los cuales siete sobreviven. La historia comienza con una descripción del contexto en que la noticia referente a los fusilamientos clandestinos llega a oídos de Walsh, quien se encontraba jugando al ajedrez en un café de La Plata, para luego dividirse en tres partes: “Las Personas”; “Los Hechos” y “La Evidencia”. La primera ofrece una corta descripción de los personajes principales, haciendo énfasis en sus ideologías, ocupaciones y familias. La segunda parte aborda la masacre aquella noche en José León Suárez. Finalmente, en la parte tercera, Walsh presenta la evidencia (fruto de su investigación) con la que intenta hacer justicia.
La obra es, indiscutiblemente, una obra fundamental para nuestra literatura, e inicia el género de no-ficción (un híbrido entre lo periodístico y lo literario) en la literatura argentina. La novela refleja, también, la cara más sangrienta e inmoral de nuestro país, que puede verse en todo momento desde el comienzo de nuestra historia.
Coincidimos con Osvaldo Bayer, quien en “Rodolfo Walsh: Tabú y Mito” manifiesta que Operación Masacre es el prólogo de la tragedia que luego vendría en la historia argentina. Nadie como Walsh supo dar el grito de alerta que dio el escritor con su obra ni describir la masacre y violencia que luego sumergiría al país.
En conclusión, toda persona interesada en la historia y literatura argentinas debe necesariamente leer esta obra, pues describe una realidad que, durante toda nuestra historia, se buscó tapar y enmascarar y que por eso mismo debe salir a la luz. Nunca debe esta realidad ser ignorada a la hora de analizar la historia de la Argentina, pues no se estaría haciendo justicia con todos aquellos que murieron en manos de la violencia estatal.