SECUNDARIA
UNA CHARLA PROFUNDA SOBRE LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA, CON LA DIRECTORA DE LA ESCUELA DANTE ALIGHIERI, MARCELA YOSHIMIYA, Y LA PSICÓLOGA ANABELLA FORNERIS, QUINES NOS CUENTAN CÓMO FUE LA EXPERIENCIA DE ADAPTACIÓN A LAS NUEVAS FORMAS DE ENZEÑANZA Y APRENDIZAJE, TANTO EN LOS ALUMNOS COMO EN LOS DOCENTES, Y NOS HABLAN DEL FUTURO DE LAS INSTITUCIONES ESCOLARES.

Por Martina Nuevo, Nazarena Rocca, Candela Montini y Miranda Ranne
“Los alumnos fueron los que más sufrieron esta situación”, dice Marcela Yoshimiya, directora de la Escuela Secundaria Dante Alighieri, en el comienzo del encuentro que tuvimos por meet para charlar sobre las nuevas estrategias, la salud mental y el futuro de la educación, a ocho meses del inicio de cuarentena. A la charla se sumó también la psicóloga, Anabella Forneris, quien remarcó que en estos tiempos de pandemia «hubo que aprender a trabajar bastante las frustraciones”, tanto por parte de los alumnos como de los profesores frente a esta situación desconocida.
—¿Qué cambios observaron en la educación a medida que la cuarentena se fue extendiendo?
—Marcela Yoshimiya: El cambio más significativo que se observó en los estudiantes fue el agotamiento por la exposición contínua frente a las pantallas y la rutina. Primero la disminución de miembros en videoconferencias y luego su impacto en la merma de entrega de tareas en algunos integrantes del curso, que con mucho esfuerzo y un mayor acompañamiento lograron realizar las entregas solicitadas. En otros casos se realizaron configuraciones específicas, con sus respectivos seguimientos. Y, un desafío no menor, sin dudas es continuar trabajando con otros jóvenes que cuentan con una baja vinculación con la escuela, y que necesitan de un contacto más cercano con los otros, es decir con compañeros/as y docentes como estímulo necesario que la virtualidad no reemplaza.
—Anabella Forneris: Si bien fue una situación en la que nos tuvimos que ir adaptando todos desde el inicio, a mi me dio la sensación de que en el imaginario colectivo se creía que se iba a volver a clases después de vacaciones de invierno. A medida que se fue extendiendo la cuarentena las ganas de los alumnos y docentes de volver a clases iban creciendo, y a su vez al ver que no íbamos a volver, los alumnos más que nada, fueron decayendo emocionalmente, y eso se reflejó directamente en la calidad de atención que cada uno ponía en la escuela.
—¿Cómo se manejó la brecha digital a nivel global y cómo fue en nuestra escuela?
—MY: El efecto de la pandemia reflejó como si se tratara de una radiografía la situación específica de cada país, y particularmente lo que refiere a la Argentina por su vasta extensión y geografía disímil. En nuestro país significó un reto, y para ello el Gobierno Nacional adoptó como primera medida la recolección de datos cuantitativos por medio de distintas herramientas de relevamiento para contar con información específica y así poder trabajar con las diversas realidades. Después, por supuesto, cada escuela migró al espacio de la virtualidad desde su propia realidad.
—AF: En nuestra escuela la primera labor docente fue la creación de aulas virtuales por medio de Google Classroom, verificando que todos los alumnos/as contaran con su cuenta de mail institucional para apuntarse a las clases, paralelamente se trabajó con grupos de WhatsApp de alumnos y de Familias, a fin de garantizar el inicio de las comunicaciones efectivas. También se trabajó con la ficha digital del alumno/a que permitió sistematizar datos y poder establecer grupos de comunicación formal por medio de Google Groups. La cuestión pedagógica también tuvo su evolución conforme a las distintas etapas, inicialmente se observó una réplica de lo presencial a lo virtual en cuanto a las tareas, que luego se fue ajustando conforme a sus implicancias de horas frente a la pantalla. Otro factor importante fue la incorporación de Videoconferencias en forma progresiva, estableciendo franjas horarias como actualmente propiciando proyectos y tareas grupales cooperativas y colaborativas.
—MY: Un factor determinante al pensar las distintas propuestas pedagógicas fue el relevamiento de dispositivos con que cuentan las familias, de los cuales un 70 por ciento cuentan con una computadora compartida entre los distintos miembros que la componen y muchas de ellas no cuentan con cámara y micrófono. Particularmente, en Secundaria el uso de celulares fue de gran ayuda, ya que facilitó en gran parte muchas de las actividades, tanto de video conferencias, agenda, consulta rápida de aulas, tareas y entregas, consultas de mails, subir por fotos y videos tareas. Pero claramente las actividades sobre documentos inevitablemente se requiere de una computadora de escritorio.
—AF: Otro de los factores iniciales y permanentes es la calidad de la conexión, según la localidad donde reside el docente o el alumnos, y la diferencia de los servicios de internet, según las contrataciones de las familias.
—¿Qué cosas creen que deberían cambiar en la educación cuando esta vuelva a la normalidad? ¿Qué medidas se piensan tomar en un futuro para mejorar la calidad de educación? ¿Se brindará apoyo psicológico para los alumnos en la vuelta a clases?
—MY: En primer lugar diría que la utilización de los recursos digitales con asiduidad, ya que permite enriquecer las prácticas pedagógicas desde un multisoporte, considerando las nuevas prácticas globales, la familiaridad con que los jóvenes utilizan los medios tecnológicos, prácticamente en sus estilos de vida. Las nuevas ofertas de estudios superiores combinan presencialidad y virtualidad, o son enteramente virtuales en algunos casos; también han aparecido ahora esta nueva modalidad de trabajo home office, han llegado para quedarse de alguna forma. Así que en este sentido la experiencia que ha dejado en todos nuestros docentes el trabajo virtual por el efecto del aislamiento social, cómo han utilizado y explotado los recursos digitales y cómo han implementado nuevas estrategias a partir de ellos, creo que se enriqueció. Tal vez fue de un modo abrupto y casi violento, pero esta situación profundizó lo que ya muchos de ellos venían incorporando sus prácticas docentes y, por ende, la vuelta a la escuela, que seguramente será en forma progresiva, vendrá de la mano de un modelo híbrido, y formará parte de una nueva cultura en educación.
—AF: Con el Equipo de Orientación ya se está dando el soporte psicológico a los alumnos que lo necesitan, y me parece que la vuelta a clases va a aliviar un poco la angustia de los chicos, porque lo que ellos necesitan es encontrarse con sus pares y descargar emociones, conversar. Y, por supuesto, la escuela va a estar brindando el apoyo psicológico necesario, incluso un poco más reforzado que en los años anteriores.
—A partir del decreto del ministro Nicolas Trotta y del comunicado en el que se expresó que los alumnos no repetirán, ¿no creen que cambió significativamente el desempeño de los alumnos?
—MY: Particularmente, y sólo es mi opinión, considero que no cambió el rendimiento en nuestros alumnos/as a partir del anuncio. Se puede observar en ellos una rutina de formación y un fuerte compromiso con las actividades escolares. Un anuncio no modifica una trayectoria. La mayor parte de nuestros alumnos transitaron y transitan casi toda su escolaridad en nuestra escuela y tienen una impronta y una cultura escolar que se motoriza a través de una sinergia, que ningún anuncio condiciona. En todo caso, el mensaje de nuestro ministro de Educación tiene que ver con la posibilidad que de garantizarles a todos los estudiantes que, por distintos motivos o razones, no pudieron conectarse con la escuela o lo hicieron de modo intermitente, la posibilidad de que en el retorno a clase se pueda trabajar con los aprendizajes que no pudieron ser arraigados desde la virtualidad.
—AF: También pienso que el aprendizaje virtual tiene distintas intensidades y alcances. Ello requiere de un trabajo articulado con el año siguiente, sin que por el efecto pandemia y/o por falta de recursos materiales nuestros niños/as y jóvenes queden fuera del sistema.
—¿Cómo piensan que la pandemia incidirá al desempeño general de los alumnos y profesores en un futuro?
—MY: No considero que haya modificaciones en cuanto al desempeño global de los alumnos. De hecho ganaron muchas habilidades, las que requieren de uso de las TICs: la lectura digital, la escritura como medio de expresión en la virtualidad, la adecuación del lenguaje según el propósito comunicativo, de trabajo compartido y colaborativo en el ciberespacio, y sobre todo, y muy importante, habilidades de autoaprendizaje andamiado, autonomía y autogestión del tiempo, combinando lo formal y lo no formal en los procesos de trabajo, algo más que imprescindible en la era en las que nos toca vivir. Particularmente este año se trabajó con Núcleos de Aprendizajes o Nodos Fundamentales de cada año que algunos podrían interpretar como recortes de contenidos, pero yo no lo considero como tal. Por supuesto que la clase presencial presenta características del tipo dialógicas que permiten conversar en profundidad, ampliar, problematizar o plantear interrogantes de dichos temas y, lógicamente, las intervenciones la enriquecen. Dadas las secuencias establecidas por cada área, seguramente se podrá profundizar los bloques en el ciclo 2020-2021, y se trabajará principalmente en las dificultades que tuvieron los alumnos. Se informará a cada grupo respecto a su grado de avance y a partir de ahí se seleccionarán los contenidos a reforzar.
—¿Cómo se adaptaron tan rápidamente debido a la repentina decisión del Presidente de cerrar las escuelas? ¿Creen que lo hicieron bien, o les hubiese gustado manejarlo distinto?
—MY: Contamos con la gran ventaja de que la Prof. Laura García y la Prof. Cecilia Alvarez habían trabajado en su momento con los alumnos en la generación de cuentas institucionales. Además, la transición en 2019 de las plataformas Santillana a Classroom cultivó el camino de la experiencia para que en marzo frente a la pandemia, nuestros alumnos pudieran migrar rápidamente a estos espacios. También desde el área de informática trabajaron con recursos y herramientas compartidas, lo que generó una buena base y que no costará la adaptación repentina. En cuanto a los profes, muchos de ellos ya venían trabajando en años anteriores en capacitaciones, lógicamente a medida que se fue extendiendo la suspensión de las clases fueron indagando, probando y poniendo en marcha otros recursos enriquecedores, lo cual hacen más dinámicas las clases.
—AF: Tal vez al mirar atrás pienso que se podrían haber llevado a cabo muchas más propuestas de este tipo, pero no creo arrepentirme de la gradualidad con que se llevaron adelante las tareas y como todos terminamos aprendiendo juntos muchísimas cosas nuevas.
—¿Cómo creen que les va a afectar la falta de contención psicológica y de contenidos educativos que brindaba la escuela a los chicos que finalizan la secundaria este año? ¿Cómo se diferencian con respecto al resto de alumnos de la secundaria?
—MY: Los jóvenes son los que más sufrieron los efectos de la pandemia. Sabemos que los vínculos virtuales nunca reemplazarán los presenciales, hemos notado el decaimiento, tristeza, falta de motivación a causa de la incertidumbre y la falta de certezas, sumado al propio riesgo de la enfermedad. Desde la escuela junto con el Equipo de Orientación Escolar se ha trabajado hasta el momento con tres encuentros opcionales con cada grupo clase, para contener y acompañar a nuestros alumnos/as. Tanto Dirección como el Equipo ha trabajado con las familias y los propios alumnos cuando hemos notado problemáticas específicas. Principalmente entre sus estrategias se basa en la comprensión, el acompañamiento y el respeto que cada situación requiere fomentando respetar plazos diferidos y la aplicación de configuraciones especiales pero evitando la desvinculación con la escuela por supuesto.
—AF: Creo que la franja etaria que peor la pasó fueron los adolescentes, en relación al miedo y a la falta de contacto físico, ya que ellos construyen su identidad a partir del encuentro con los otros. Especialmente los chicos que están terminando la secundaria, se sienten tristes al haber esperado algo con tanta expectativa. Es un período de duelo para todos, especialmente para los que están terminando una etapa.
—¿Sienten que hubo cambios en cuanto a la autoridad de los profesores a partir del uso de la tecnología?
—MY: Sí, creo que fueron procesos de enseñanza y aprendizaje más horizontales, donde cada uno tenía algo que enseñar y otro algo que aprender. Se trató de un proceso de enriquecido mutuo, en el que cada uno de nuestros docentes, desde su expertiz curricular, y los alumnos, desde lo tecnológico, salen fortalecidos. También se dieron más espacios para el diálogo después de hora, que tanto sorprende y agradecen docentes y alumnos/as, ya que paradójicamente aprendimos a conocernos más.
—AF: Tuvimos que trabajar todos en grupo para manejar esa frustración del docente, y para que ellos entendieran al alumno. El docente se interesó mucho por cómo estaban los alumnos, estaban preocupados por saber cómo se sentían. Creo que ahí, lo que nos ayudó mucho fue la comunicación .